SHE DECIDES, YOU SUCCEED

Cualquier persona debe ser valorada en el mercado de trabajo por su capacidad y sus competencias, no por su género, las personas son iguales ante las ocupaciones y todas ellas pueden realizar y desarrollar una profesión en base a sus intereses y aptitudes y no en base a los prejuicios o recelos personales o/y sociales.

Este es sin duda un principio básico y que todos seguramente diríamos que está asentando en nuestra sociedad, pero si tenemos la oportunidad de analizar el rol que tenemos o que seguimos tenido las mujeres en la sociedad vemos que las cosas cambian

Hace ya tiempo leí una noticia en la que se contaba que una empresa había despedido a un ingeniero por afirmar que la falta de mujeres en la industria informática “se debe a las diferencias biológicas”.

¿” Es cierto que Silicon Valley no es país para mujeres”?

Y conforme vamos profundizando más en el tema, vemos como en otras muchas empresas, grandes y no tan grande, la discriminación y los mensajes misóginos están a la orden del día.

Pero el problema viene de más lejos, no ya de la Universidad, sino cuando esas niñas están estudiando en los institutos y en los colegios, cuando han iniciado su etapa de infantil, y la sociedad se empeña en seguir transmitiendo los mismos roles y estereotipos de hace más de 70 años, y así, a las niñas no les da por estudiar ingenierías informáticas, ciencias físicas, o matemáticas, por poner solo algunos ejemplos.

 

Y esto nos lleva a que las mujeres cuando entran en el mundo laboral, no lo hacen, o, mejor dicho, quedan relegadas de estos sectores que están en alza, y que son los perfiles que demandan las empresas.

Y las consecuencias son demoledoras, decía Rachel Thomas que “si en los equipos encargados de desarrollar la inteligencia artificial no hay apenas mujeres, ni minorías, quizá se introducen prejuicios raciales o de género en algoritmos que deciden quien debe recibir un tratamiento médico o a quien se le concede una hipoteca”.

En Europa ya llevamos tiempo trabajado para demostrar que, si las mujeres ocuparan puestos digitales y con la misma frecuencia que los hombres, el PIB Europeo aumentaría en 9.000 millones de euros.

Aprovechemos que este mes se celebra el día Internacional de la mujer y la niña en la ciencia para recordar que las científicas no superan el 30% en el mundo y que solo un 7% de las niñas quieren dedicarse a una profesión técnica, este dato tan llamativo nos tiene que hacer reflexionar y sobre todo poner especial énfasis en la alarmante ausencia de referentes femeninos en las carretas STEM, lo que supone la invisibilidad de los logros de las mujeres en este campo.

Trabajemos para que el “Leaky pipeline” deje de estar operativo y las mujeres no desaparezcan de las carreras científicas, no dejemos de lado que las solicitudes de mujeres reciben menos financiación en sus proyectos y que las mujeres durante la pandemia están publicando menos, los artículos científicos presentados con una mujer como primera autora han descendido sobre todo cuando se ha trasladado la producción científica al hogar.

Hagamos de la ciencia un espacio libre de obstáculos donde la ocupación efectivamente no tenga un sesgo de género y no se produzca ninguna discriminación.

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Maria Jesus Lorente Ozcariz

Presidenta Arame