NO QUIERO UNA BARBIE, QUIERO UN ROBOT

Comenzamos el curso como es habitual en septiembre, y también como ya es tradición en Arame, damos el pistoletazo de salida para nuestras actividades, con la vista puesta en la entrega de nuestros Premios, este año, ya en su XVIII Edición.

Y con la tranquilidad que dan unos días de descanso, este verano he tenido la oportunidad de analizar el rol que tenemos o que seguimos tenido las mujeres en la sociedad: me tocaba preparar un curso sobre Emprendimienteo y Liderazgo en clave femenina, organizado por el Observatorio de Igualdad de la Universidad de Zaragoza, y que mejor momento para la reflexión y análisis que hacerlo desde la distancia y frente al mar.

Todo viene a raíz de una noticia que aparece en prensa, Google había despedido a un ingeniero por afirmar que la falta de mujeres en la industria informática “se debe a las diferencias biológicas”.

¿”Es cierto que Silicon Valley no es país para mujeres”?

Y conforme vamos profundizando más en el tema, vemos como en otras muchas empresas, grandes y no tan grande, la discriminación y los mensajes misóginos están a la orden del día.

Pero el problema viene de más lejos, no ya de la Universidad, sino cuando esas niñas están estudiando en los institutos y en los colegios, cuando han iniciado su etapa de infantil, y la sociedad se empeña en seguir transmitiendo los mismos roles y estereotipos de hace más de 70 años, y así, a las niñas no les da por estudiar ingenierías informáticas, físicas, o matemáticas, por poner solo algunos ejemplos.

Y esto nos lleva a que las mujeres cuando entran en el mundo laboral, no lo hacen, o, mejor dicho, quedan relegadas de estos sectores que están en alza, y que son los perfiles que demandan las empresas.

Y las consecuencias son demoledoras, decía Rachel Thomas que “si en los equipos encargados de desarrollar la inteligencia artificial no hay apenas mujeres, ni minorías, quizá se introducen prejuicios raciales o de género en algoritmos que deciden quien debe recibir un tratamiento médico o a quien se le concede una hipoteca”.

En Europa ya llevamos tiempo trabajado para demostrar que, si las mujeres ocuparan puestos digitales y con la misma frecuencia que los hombres, el PIB Europeo aumentaría en 9.000 millones de euros.

Lo digo siempre, y sigo insistiendo, tener grupos más diversos supondrá que las empresas resultaran más atractivas a todos los grupos de interés.

Pero necesitamos tener referentes, mujeres que influyan y den visibilidad al liderazgo femenino.

Y precisamente en Arame llevamos 28 años trabajado para mostrar a la sociedad que las mujeres, empresarias, profesionales, directivas y gerentes tienen mucho que decir y hacer en el campo de la tecnología, de la industria, de las ciencias, de las artes y las letras, de la cultura, o de la política.

El nuevo curso ha comenzado, y con él, las ganas de seguir sumando por el emprendimiento y el liderazgo en clave femenina.

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María Jesús Lorente Ozcáriz

Presidenta ARAME