MUJER Y DECISIONES DE INVERSIÓN FINANCIERA

Los temas financieros son algo que forman parte de nuestra actividad cotidiana, y ya no como empresarias, profesionales o directivas, sino en todos los órdenes de nuestra vida. Hasta tal punto, que parece inconcebible que algo tan trascendental no esté presente en los estudios reglados comunes, o a lo mejor ahí es donde empieza el problema. ¿Cómo puede concebirse que algo que nos afecta y nos afectará de por vida, tomar decisiones financieras, no sea una asignatura obligatoria?

No deja de ser sorprendente que una decisión tan importante y tan significativo como firmar una hipoteca, por regla general,  quien firma lo hace sin saber lo que es el TAE, ni el periodo óptimo de amortización, ni lo que representan los intereses y la amortización en una cuota, o en el cómputo global del crédito.

Y esta decisión tan importante como es elegir la hipoteca para un piso, lo podemos trasladar a la toma de decisiones de inversión en la empresa, porque no es infrecuente ver cómo problemas de tesorería se transforman en problemas financieros, y que éstos a su vez, generan problemas de tesorería, y este bucle infinito lleva con frecuencia a la quiebra.

De hecho esta falta de cultura financiera hace que muchas personas que han decidido emprender, crean que el principal problema que van a tener sea el económico, cuando en realidad este sería el menor de todos sus problemas, si su proyecto es solvente. Y también la falta de cultura financiera hace que en momentos de bonanza los remanentes económicos se inviertan de forma inadecuada e incluso me atrevo a señalar, de manera insensata.

La importancia que tiene el asesoramiento en esta materia es crucial y vital, siempre digo que así como damos vueltas y vueltas antes de comprar unos zapatos, y pedimos opinión a quien consideramos con criterio en dicho campo, ¿por qué no hacemos lo mismo cuando se trata de temas de tan capital importancia como son las decisiones en materia de inversión financiera? Parece que lo hacemos a la ligera, fiándonos de esos consejos dados con toda la buena intención del mundo sin el más mínimo criterio y que nos pueden llevar a la ruina.

Las mujeres, en general, somos más conservadoras en general a la hora de asumir riesgos. Se ha demostrado una correlación inversa entre dirección femenina y riesgo. La escuela de negocios de la Universidad de Leeds (Reino Unido) ha demostrado que tener como mínimo una mujer en el Consejo de Administración reduce la probabilidad de insolvencia de la empresa en un 20% y que tener a dos o tres mujeres todavía reduce más esta probabilidad.
La correlación inversa entre consejeras mujeres y riesgo de insolvencia es válida, independientemente del tamaño y del sector de la empresa, y sin importar si se trata de empresas de nueva creación o ya consolidadas.

Las mujeres no podemos estar ausentes de la toma de decisiones, sean estas de cualquier índole, es necesaria nuestra plena participación en todos los ámbitos, en el empresarial, asociativo, político, cultural.
El tiempo de las excusas se acaba, y en una gran parte depende de nuestra fuerza de voluntad, de querer estar, y estar con todas sus consecuencias.

La diferencia está en el talento y no en el género, por lo que es esencial romper esas inercias y estereotipos que no benefician en absoluto al conjunto de la sociedad.
Y además empezar por nosotras mismas, creer de verdad en nuestras posibilidades y hacer que las cosas sucedan. Tomar las decisiones por nosotras mismas, e igual que planificamos la estrategia inversora en nuestras empresas, de la misma manera, tenemos que planificar nuestro ámbito privado, nuestro futuro dependerá de las decisiones que en esta materia tomemos hoy.

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María Jesús Lorente

Presidenta ARAME

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